jueves, 8 de diciembre de 2011

La Palabra Diaria

Proverbios 17: 22-28
El corazón alegre es una buena medicina, pero el espíritu triste seca los huesos. El impío acepta soborno en secreto, para prevenir la senda de la justicia. El entendido mantiene ante si la sabiduría, pero los ojos del necio vagan  hasta el cabo de la tierra. El hijo necio es triteza para su padre, y amargura para su madre. No es bueno condenar al justo, ni golperar al príncipe que hace lo recto.
El que ahorra palabras tiene sabiduría, el prudente de espíritu es el hombre entendido. Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio, el que cierra sus labios es prudente.

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